Thinking Over the Top: El PTR 2.0
En España, en 1997, lo único de la casa de un cliente que preocupaba a un operador era esto:
EL PTR.... El punto de terminación de red, el punto donde se acababa la responsabilidad del operador. Todo lo que estuviese del otro lado, era cosa del "abonado". Si te querías conectar a internet, te comprabas un modem, lo conectabas como buenamente podías y... esperabas (a veces, incluso navegabas). Generalmente, ni siquiera tenías contratado el servicio de acceso a internet con Telefónica de España, aunque con ellos si que tenías la línea, que en aquella época no podías escoger.
Eran los tiempos del PTR 0.0
Unos pocos años después llegaron la competencia y la banda ancha, y los operadores empezamos a tener que poner modems y decodificadores en casa de nuestros clientes (por lo que nuestros clientes nos pagaban un religioso alquiler, en muchos casos). Y claro, como ya no podíamos decir que nuestra responsabilidad se acababa en el PTR 0.0 tuvimos que empezar entender que nuestra red también incluía a modems y decodificadores.
Eran los tiempos del PTR 0.5
Y no hace mucho, los operadores hemos dado un paso más allá, hemos empezado a ver que detrás de nuestro PTR 0.5 hay dispositivos de usuario y ya empezamos a entender, a regañadientes, que dichos dispositivos son parte de nuestra red. Vendemos ordenadores, televisiones o PVRs, damos soporte a sistemas operativos y navegadores e incluso ayudamos a actualizar firmwares (de todo aquello que esté homologado, claro).
Vivimos en la era de los PTR 1.0
Y mientras nos afanamos en ser muy buenos en dar servicio a dispositivos, en invertir lo que haga falta en mejorar nuestras redes (bueno, esto algunos no lo hacen) para conseguir que técnicamente todo funcione a la perfección y que cada bit que sale de un dispositivo de nuestro cliente sea entregado a toda velocidad y sin fallo en su destino, nos hemos olvidado de lo más importante:
una persona no quiere un ordenador para conectarlo a internet e ir al facebook
una persona no quiere un teléfono móvil para conectarlo a internet por 3G
una persona no quiere un decodificador con salida HDMI para conectarlo a su PVR y grabar programas
una persona quiere relacionarse contándole a sus amigos algo que le ha pasado
una persona quiere información para saber si el vuelo de su mujer viene retrasado
una persona quiere entretenimiento y le encanta evadirse viendo The Big Bang Theory a las 12 de la noche
Y como nosotros estamos centrados en conseguir que el ordenador llegue a toda velocidad al facebook, el teléfono tenga cobertura 3g en el mayor número de sitios posible y que la señal de televisión sea perfecta sin cortes ni fallos, nos olvidamos de la persona que hay detrás y dejamos hueco para que otras compañías, que no tienen que preocuparse de los bits, se centren en dar servicios a las personas.
Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar. Tenemos que empezar a entender que nuestra red no se termina en una caja en una pared, ni en un equipo electrónico, ni en un ordenador, ni en un teléfono móvil smartphone. Nuestra red se termina en personas que quiere hacer cosas. Personas para las que el dispositivo que utilizan y nuestra red son un medio, no un fin. Tenemos que, de una vez, dar el salto al PTR 2.0: las personas.
Y eso no quiere decir que nos pongamos a lanzar facebooks a diestro y siniestro, ni que tengamos que montar sistemas de alertas de vuelos. Todo lo contrario, lo que deberíamos hacer es ayudar a nuestros clientes a usar facebook, a entenderlo y a configurarlo correctamente. Y twitter. Y Netflix. Y Skype. Y Gmail. Y cuando seamos capaces de ayudarles a hacer cosas que ahora les cuesta algo hacer, sin tener que preocuparse por la tecnología, es más, sin saber ni que hay tecnología por debajo, descubriremos que están dispuestos a seguir gastando su dinero en nuestros servicios.
EL PTR.... El punto de terminación de red, el punto donde se acababa la responsabilidad del operador. Todo lo que estuviese del otro lado, era cosa del "abonado". Si te querías conectar a internet, te comprabas un modem, lo conectabas como buenamente podías y... esperabas (a veces, incluso navegabas). Generalmente, ni siquiera tenías contratado el servicio de acceso a internet con Telefónica de España, aunque con ellos si que tenías la línea, que en aquella época no podías escoger.
Eran los tiempos del PTR 0.0
Unos pocos años después llegaron la competencia y la banda ancha, y los operadores empezamos a tener que poner modems y decodificadores en casa de nuestros clientes (por lo que nuestros clientes nos pagaban un religioso alquiler, en muchos casos). Y claro, como ya no podíamos decir que nuestra responsabilidad se acababa en el PTR 0.0 tuvimos que empezar entender que nuestra red también incluía a modems y decodificadores.
Eran los tiempos del PTR 0.5
Y no hace mucho, los operadores hemos dado un paso más allá, hemos empezado a ver que detrás de nuestro PTR 0.5 hay dispositivos de usuario y ya empezamos a entender, a regañadientes, que dichos dispositivos son parte de nuestra red. Vendemos ordenadores, televisiones o PVRs, damos soporte a sistemas operativos y navegadores e incluso ayudamos a actualizar firmwares (de todo aquello que esté homologado, claro).
Vivimos en la era de los PTR 1.0
Y mientras nos afanamos en ser muy buenos en dar servicio a dispositivos, en invertir lo que haga falta en mejorar nuestras redes (bueno, esto algunos no lo hacen) para conseguir que técnicamente todo funcione a la perfección y que cada bit que sale de un dispositivo de nuestro cliente sea entregado a toda velocidad y sin fallo en su destino, nos hemos olvidado de lo más importante:
una persona no quiere un ordenador para conectarlo a internet e ir al facebook
una persona no quiere un teléfono móvil para conectarlo a internet por 3G
una persona no quiere un decodificador con salida HDMI para conectarlo a su PVR y grabar programas
una persona quiere relacionarse contándole a sus amigos algo que le ha pasado
una persona quiere información para saber si el vuelo de su mujer viene retrasado
una persona quiere entretenimiento y le encanta evadirse viendo The Big Bang Theory a las 12 de la noche
Y como nosotros estamos centrados en conseguir que el ordenador llegue a toda velocidad al facebook, el teléfono tenga cobertura 3g en el mayor número de sitios posible y que la señal de televisión sea perfecta sin cortes ni fallos, nos olvidamos de la persona que hay detrás y dejamos hueco para que otras compañías, que no tienen que preocuparse de los bits, se centren en dar servicios a las personas.
Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar. Tenemos que empezar a entender que nuestra red no se termina en una caja en una pared, ni en un equipo electrónico, ni en un ordenador, ni en un teléfono móvil smartphone. Nuestra red se termina en personas que quiere hacer cosas. Personas para las que el dispositivo que utilizan y nuestra red son un medio, no un fin. Tenemos que, de una vez, dar el salto al PTR 2.0: las personas.
Y eso no quiere decir que nos pongamos a lanzar facebooks a diestro y siniestro, ni que tengamos que montar sistemas de alertas de vuelos. Todo lo contrario, lo que deberíamos hacer es ayudar a nuestros clientes a usar facebook, a entenderlo y a configurarlo correctamente. Y twitter. Y Netflix. Y Skype. Y Gmail. Y cuando seamos capaces de ayudarles a hacer cosas que ahora les cuesta algo hacer, sin tener que preocuparse por la tecnología, es más, sin saber ni que hay tecnología por debajo, descubriremos que están dispuestos a seguir gastando su dinero en nuestros servicios.